Tokio Hotel en Barcelona & Madrid Live - DESTINO ROCK

POR MARIBEL LLOPIS
Maribell Llopis asistió a los dos conciertos que Tokio Hotel ofrecieron en España a finales de junio y nos hace participes con dos breves crónicas.


En Barcelona ...

Viernes 27 de junio. Por fin había llegado el día que las fans españolas de Tokio Hotel llevábamos tanto tiempo esperando. Después del disgusto del 18 de marzo, la nueva fecha había sido aguardada con los dedos cruzados, pero por suerte Bill se había recuperado a tiempo, y en esos momentos, a apenas unas horas del comienzo del concierto, los nervios se hacían más presentes que nunca.

Mi acompañante y yo llegamos a Barcelona ese mismo día al mediodía. Por la tarde acudimos al Palau Sant Jordi, y lo primero que nos encontramos al llegar fue una cola impresionante dividida entre las dos entradas al recinto y gritos casi histéricos de “¡Tokio Hotel, Tokio Hotel!” por doquier.

Las puertas del Palau se abrieron a las 19:30, precedidas de la cuenta atrás de las fans que aguardaban en la cola, comprensiblemente las más impacientes. Cuando la avalancha de gente que tenía entrada de foso pasó, entramos los que teníamos grada. Un acomodador nos ayudó a encontrar nuestros asientos, y, una vez en ellos, no quedó otra que esperar. El recinto se fue llenando, continuaron los gritos de “¡Tokio Hotel, Tokio Hotel!” más fuertes aún, y los nervios aumentaron.

A las 21:30, unas luces iluminaron el escenario, y los gritos doblaron su volumen. Al poco los acordes de “Break Away” empezaron a sonar, y entonces se desató la locura. Allí estaban, por fin, tocando para nosotras, Bill, Tom, Georg y Gustav.

Tras unas cuantas canciones, Bill, quien se dirigía a nosotros en inglés, nos sorprendió con un tímido “¡Hola Barcelona!”, y se lo agradecimos ruidosamente. Durante el resto del concierto no hubo más sorpresas, excepto la inexplicable ausencia de “Ich Bin Nich’ Ich” en el repertorio del setlist. Hacia el final del concierto y como ya es costumbre, Bill presentó a sus compañeros de banda Gustav y Georg con sus ya conocidos motes “Wolfang” y “Hagen” respectivamente, a su hermano con un simple y divertido “Und... Tom”, y a él mismo como la aclamada estrella que en verdad es.

Para terminar, sonó “By Your Side”. Aunque se trataba de una canción que, al igual que las demás, había escuchado y visto en vídeos de otros conciertos infinidad de veces, me emocioné como si fuera la primera vez que la oía, sabiendo que era la última canción de la noche. Al menos, tenía el consuelo de que al día siguiente vería de nuevo a mi grupo favorito en el Rock in Rio de Madrid.


... Y en Madrid

Sábado 28 de junio. Segunda y quién sabe si última oportunidad para las fans españolas de ver a Tokio Hotel en directo.

Llegamos a Madrid por la mañana temprano, y a las 17:30 de la tarde partimos a Arganda del Rey en los autocares gratuitos que había dispuesto la organización del Rock in Rio. Nada más entrar en el recinto del Rock in Rio nos dirigimos al escenario Mundo y allí nos quedamos, casi en primera fila. Esta vez no había gradas y quería ver al grupo lo más cerca posible.

Tras cinco horas de espera de pie y dos actuaciones de origen brasileño, aparecieron de nuevo sobre el escenario Bill, Tom, Georg y Gustav, con una puesta en escena más espectacular incluso que en el concierto del Palau, con llamaradas y fuegos artificiales incluidos. También me pareció que Bill estaba más hablador y comunicativo que el día anterior, o quizás era la magia de verlos y escucharlos de tan cerca. No hubo presentación miembro por miembro en esta ocasión, pero igualmente el vocalista nos brindó momentos muy divertidos, como cuando tras preguntarnos a las miles de personas que formábamos el público si estábamos “ok” y listas para seguir, recibió una respuesta tan contundente que alzó una ceja y exclamó: “Wow!.

En su conjunto la actuación fue, simplemente, espectacular. Sin embargo, si ya el concierto en el Palau Sant Jordi se me había hecho corto, la actuación en el Rock in Rio fue más breve aún, y tras “By Your Side”, Tokio Hotel se despidió.

Y esta vez no tenía consuelo, tan sólo la promesa de Bill: “We’ll come back”.